Tuesday, January 02, 2007

 

The Cable Man

Saturday, April 09, 2005

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Sábado 7:30 de la mañana, el teléfono suena y me saca del más profundo sueño. Tomo nota de bajarle el volumen al teléfono. Es el conserje con acento caribeño que me llama para decirme que va a venir el tipo de la compañía de cable a instalarme banda ancha, que debo estar en el departamento entre 8 y 11 AM, y que no vaya a salir por ningún motivo porque si no estoy cuando viene, probablemente nunca más vuelva y que me van a cobrar igual.

Me imagino a Jim Carrey entrando a mi departamento y acosándome… no estaría tan mal. A las 9:30 AM suenan unos golpecitos tímidos en la puerta del departamento. Si hubiera estado en la ducha todavía no lo hubiera oido y chao conexión de banda ancha. Aparece un señor de unos treinta años, cubano, no era Jim Carrey ni tampoco su versión latina. Un cubano gordito, grandote, sin afeitar, no quise acercarme para ver si olía mal , pero altamente probable. Argolla en en el dedo, casado el hombre.

Lo primero que hizo fue desconectarme el televisor del dormitorio porque tengo solo una conexión registrada. Ahí me salio el indio porque le dije que solo ocupaba ese televisor y que me desconectara el que no uso. Pero no, él tiene que aplicar las reglas y decidió que las reglas eran contrarias al televisor del dormitorio y favorecían al del living. Regla del momento, porque así usaba el cable del dormitorio para poner el MODEM y no tenía ni que desempaquetar el desatornillador.

Me enojé, pero en vez de putearlo, se me olvidó el castellano y lo hice hablar en inglés por huevón, si se quiere portar como gringo que hable como gringo. Y le costó harto.
Después que terminó si le dije que su compañía era una cagada, que si me iba cambiar el homepage que debería haber pedido permiso y que si me iba a instalar una cuenta de correo electrónico en el Outlook Express tambíén me debería haber pedido permiso. Me contesto con el company line que le enseñaron en las sesiones de entrenamiento… Si, olía mal el tipo, justo ahí me di cuenta. “We set up the Comcast homepage because then you can surf from a page you know is safe…”

Síndrome del latino cagado de susto. No puede salirse un poco del libreto para dar buen servicio. El miedo a no comportarse como anglo. Como la vieja cubana en la caseta de pago del estacionamiento del aeropuerto. Estaba en la cola para salir cuando los autos se quedaron parados y no se abrió mas la barrera. Se hechó a perder el sistema que recibía la plata y abría la barrera, y no se podía abrir la barrera. Asi que la solución fue que nadie mas salía hasta que llegara algún supervisor que pudiera autorizar la salida sin pagar o abriera la barrera. Una tal Jane, azafata que tenia que llevar su auto al estacionamiento de largo plazo para subirse al avión estaba atrapada en la inmóvil fila de salida. Ni podia salir ni podía entrar y estaba a punto de perder el avión y su trabajo en el proceso. Le bajó un ataque de histeria.

Ante la pasividad de media docena de funcionarios del aeropuerto con uniformes de variado colorido y diseño, el Huracán decidió ser Superman, a pesar de no tener su uniforme a mano. Decidió asumir el vacío de autoridad y empezar a dar órdenes. Mover camionetas hacia atrás, poner un uniformado, seguro que era maletero a cuidar que los que había corrido para atrás no se movieran, hasta que finalmente se abrió un camino para que la azafata pudiera volver a estacionar su auto ya que no podía salir, y que corriera a alcanzar su avión. “Es que me van a cobrar muy caro porque este es el estacionamiento de corto plazo…!” le espetó la azafata al Huracán, que se había vuelto el único que respondía las consultas de todos los atrapados. “No se preocupe señora, estaciónese y si le llegan a cobrar cualquier cosa, me llama y demandamos juntos a estos imbéciles…!” El Huracán ya estaba mostrando los dientes. Finalmente tomó la decisión de romper la barrera ya que en media hora de caos no pasaba nada y se seguía acumulando personas que querían salir del estacionamiento. Cuando estaba a punto de romper la barrerita amarilla y ninguno de los uniformados se atrevía a enfrentar la cólera del Huracán, apareció su excelencia el supervisor que podía tomar una decisión. ¿Qué lo demoró tanto? ¿Mojitos? ¿Qué cosa más importante podía haber estado haciendo? Y llegó sin dar explicaciones, dobló la barrera para que pudiera salir los autos y anunció que nadie salía sin pagar, se implementa cobro manual. Y desfilaron los corderitos sacando sus dolaritos de la billetera como ordenó el funcionario supervisor. Y pagaban la media hora extra que estuvieron en el estacionamiento. Hasta que le tocó el turno al Huracán… Las palabras que usó fueron duras, posiblemente hirientes, pero en ningún caso groseras. Y no le pagó un centavo al cobrador manual improvisado. Hasta la vista baby, hablen con mi abogado. Ah, y me deben media hra de salario por organizarles el caos que tenían y evitar que hubiera una rebelión popular.

Me gusta darle órdenes a la gente aquí. Son obedientes. Claro, excepto cuando tienen un manual que les dice que tienen que hacer, porque en ese caso manda el manual aunque vaya contra la lógica y el sentido común. Es la forma que tienen las sociedades desarrolladas de hacer productivos a los brutos. No necesitan cerebro, solo un manual. Con eso vuelves parte del sistema a gente que si los pones a pensar la cagan. Y todos felices. Claro, no le permiten pensar, decidir, y funciona todo a la perfección… hasta que se echa a perder una máquina y no había manual para esa situación… ¶ 12:45 PM |

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