Friday, October 06, 2006

 

¿Saliendo del closet?

Sunday, February 20, 2005

A pesar de la gripe que me está agarrando de a poco, y que me hace sentirme como la mierda, ayer a media tarde tuve una cita de esas que uno se arma por internet. Hace tiempo que conocí a José en un chat, un abogado latino que dice ser argentino. Ha sido muy insistente desde aquella vez en que le dije que si, que podríamos conocernos, meses atrás.
Me pilló ayer a mediodía en internet y me mandó un mensaje con su número de teléfono para que lo llamara. Me dejé convencer de juntarnos a tomar un café. Propuso un Starbucks de vecindario, tranquilo, que queda por el West Avenue de South Beach. Partí arrastrando los pies, después de una buena ducha para despertar bien e intentar sacarme la gripe bajo el chorro caliente. Mientras el chorro casi hirviendo me corría por la espalda haciéndome sentir vivo de nuevo, no podía dejar de pensar que hubiera preferido quedarme bajo la ducha y después meterme a la cama, y a lo más llamar a un masajista que me hiciera sentir un poco mejor. En particular a un estonio rubio de lindos músculos marcados que se ofrece en internet para hacer masajes “legítimos” a hombres. No me la creo que sea tan legítimo, si lo fuera para que mostrar tanto músculo en el aviso. Así que partí a South Beach, convencido de que iba a ser una pérdida de tiempo.
Cuando me acerqué en el auto al Starbucks pude ver a José sentado solo en una de las mesas que habían sacado a la calle, justo frente al ventanal del café. Se veía bastante parecido a su foto, claro, considerando que esa foto debe haber sido aquella en la que mejor ha salido en la historia. Un latino con el cuerpo descuidado auque delgado, con una gorra de béisbol que seguro ocultaba una cabeza medio calva o un mal corte pe pelo.
Después de estacionar llegué a saludar a mi nuevo amigo, que me respondió efusivamente. Tuve que entrar al Starbucks a comprar algo para tomar mientras José cuidaba la mesa. Ahí fue que me di cuenta de que ese Starbucks en particular atrae a los jóvenes mas lindos que he visto desde que estoy en esta ciudad. Realmente interesante, no eran esas muscle marys de Lincoln Road, sino que tipos de verdad, comunes y corrientes, pero lindísimos. Dos de ellos estaban instalados con sus laptops chateando en las mesas cerca de la ventana. Otros circulando o comprando café. Por un momento me olvidé de lo mal que me sentía.
José trabaja en el mismo edificio que yo, en otra empresa, claro. Cuando me dí cuenta de eso no tuve problema en hacerle notar la coincidencia y decirle que la próxima vez nos veríamos en el ascensor. Al rato ya teníamos claro para que empresa trabajaba cada uno y nos estábamos preguntando por conocidos. ¿Será que estoy saliendo del closet? A veces me da lo mismo contar quién soy, que hago y que soy gay. Que estoy casado pero por el momento viviendo por mi cuenta, que mi mujer sabe mi cuento desde que se lo conté hace mil años porque no hubiera resistido vivir mintiéndole todos los días. Que a pesar de eso no tengo pololo, ni me la paso buscando hook-ups en una ciudad donde parece que todos estuvieran buscando sexo.
José se quedó mudo cuando le dije todo esto, hasta que finalmente comentó que le sorprendía lo abierto de esa relación y forma de vivir. Claro, no es tan abierta, las cosas que yo haga se dan por entendidas, pero no puedo llegar a la casa a presentar un amiguito. No de nuevo.
Mi sorpresa mayor fue darme cuenta de que José tiene una fantasía con los chilenos casados y machotes, creada hace un tiempo por cortesía de un abogado chileno casado que conoció en una convención en Europa y que le dio con todo durante la convención, tanto que lo dejó adolorido. Me reí por la intensidad de la descripción que hacía José de esa experiencia, y más todavía cuando me contó que todavía se pajea pensando en eso. Claro, el chileno desapareció del mapa después de la convención, sin conciencia de que dejó a José con ganas de enamorarse, o de por lo menos quedar adolorido de nuevo. La paranoia del abogado era tal que ni le dio su mail a José, a pesar de que José si se lo dio a él. José piensa ingenuamente que AOL le ha desviado los mails pensando que son spam y por eso no le han llegado, no pierde la esperanza. Mientras tanto el chileno seguro está en Zapallar con su familia tomando sol y yendo a misa, pensando si cuando se confiese la va a contar al cura lo que hizo en Europa. José me invitó a tomar un café a su departamento, nada de sexo, me dijo. Extraña invitación para hacer en un Starbucks, donde café no falta. De verdad me sentía muy mal por la gripe y no estaba en condiciones de un remake de la fantasía de este hombre. Le dije que lo dejáramos para otro día... ¶ 12:56 PM

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