Saturday, August 26, 2006

 

Macho, casado, deportista y buena facha busca...

Monday, January 17, 2005


A pesar de tener una autoestima notablemente alta, a veces tengo bajones que me hacen pensar que valgo poco. Por suerte no me dura mucho, pero jode.Es complicada mi vida dicen algunos de los que han leído mi blog y ven en él retratada la vida de un hombre gay que se casó, tuvo una familia más o menos al mismo tiempo que fue descubriendo que le gustaban los hombres de una forma intensa, y que eso era parte de su ser más íntimo. Y que por eso mismo se quedó atrapado en un limbo entre la vida de un padre de familia y la de un hombre gay. Un hombre poco aficionado a las mentiras grandes, aunque bueno para las mentiras chicas. Queda claro en el relato de este blog que la mujer mas importante de mi vida sabe quién y como soy, y sorprendentemente lo acepta y lo sobrelleva alegremente, no sin haber pasado por largos períodos dolorosos, y por supuestos habiendo pasado por la ilusión de poder cambiarme. Períodos dolorosos porque me ha visto pasar por tiempos de una irritabilidad enorme, que tenía que ver con la sensación de animal enjaulado por las obligaciones familiares, y que intuyendo que era eso me soltaba las amarras para que bajara la presión. O porque me vio enamorarme de un hombre y sabía que no podía entrar en una batalla en un terreno que no conocía, con un rival que tenía armas que ella nunca tendría. Periodos en que pensó que alejándome de todo lo que fuera gay, dejando de lado las tentaciones, centrándome en el cariño que me daba, en la familia, iba a lograr zafarme de este mundo extraño. Años dudando que de verdad fuera gay, y pensando que me interesaban otras mujeres. Hasta llegar al final a la tranquilidad que le da el convencimiento de que la persona que soy es una sola y no se le puede extirpar una parte de su ser, porque terminaría siendo otro, frustrado, amargo e irritable. A reconocer que soy un buen padre y he sido un buen compañero. Un gran amigo, y alguna vez un buen amante.Hace muchos años que probé, sin éxito, ir por el camino de dejar caer la vida que llevaba y virarme, optar por una separación amistosa, iniciar una nueva vida como hombre solo, gay, urbano, profesional. Y con una familia por ahí, en la memoria, a la distancia. Con cada uno de mis hijos pensando que quisieran estar conmigo, no a ratos programados por un acuerdo de separación sino que cuando me necesitan. Sin poder compartir con ellos los pequeños logros, los de cada día, sin irles enseñando a ser hombres a mis hijos y mujeres a mis hijas. Que contradicción pensarán algunos, un gay enseñándole a sus hijos a ser hombres. Un gay es un hombre, y a veces mas hombre que muchos, no es fácil enfrentar la vida siendo parte de una minoría vilipendiada, cuestionada como una aberración de la naturaleza. Sin haber pedido ser parte de esta minoría, los homosexuales, uno paga como si lo hubiera escogido en para hacer algún mal, que todavía no queda claro cual podría ser.Y la sociedad te fuerza la mano y te lleva por un camino contrario a tu naturaleza, porque para eso están diseñadas las instituciones, la educación , los ejemplos, la corriente principal, el sistema de recompensas. Para proteger el matrimonio y la familia tradicional con el argumento de que esa es la única forma natural de que la especie se siga perpetuando, porque otras formas de familia son peligrosas, no porque no estén fundadas en el amor, sino que porque no corresponden al modelo de familia patriarcal que es consistente con las estructuras de poder de nuestras sociedades. Y también proporciona un mecanismo eficiente para la crianza de las nuevas generaciones, un padre y una madre, uno provee, la otra cria. Juntos dan ejemplos de cómo esos roles se deben perpetuar en el tiempo, para que los niños quieran ser como sus padres, las niñas como sus madres. Salvo que haya alguno que sea homosexual, caso en el que se le recomienda negarlo y forzar la máquina a ser heterosexual, lo que es muy factible por un tiempo, especialmente si se llega virgen bastante mas allá de la adolescencia. Como yo. Si no has tenido sexo con ninguna persona, se te presume heterosexual y además muy disciplinado, te has guardado para el matrimonio, como la sociedad tradicional te lo recomienda, para que no haya huachos por ahí. Y llegas al matrimonio con ilusiones de ser heterosexual. Y una mujer joven de la que estás enamorado y que además es evidente que te desea, te confirma el ser heterosexual. Hasta que pasa el tiempo y hay algo que no anda bien. Y no es solo el sexo, hay algo muy de fondo que te dice que tu estás en una micro que no es la tuya. Y poco a poco comienza a emerger una realidad dura. Que la admiración por el muchacho mayor ese que jugaba basketball un curso más arriba que tú en el colegio no era admiración de sus capacidades deportivas, era la admiración de unos pectorales marcados y unos brazos largos y musculosos. Y que las fantasias de salir de carrete con el mejor amigo del colegio y terminar teniendo sexo con sendas mujeres en la misma habitación no eran porque no alcanzara para dos habitaciones. Era la esperanza de verlo desnudo y que pasara algo más. Y como eso miles de detalles que te dicen en la cara que en realidad te atraen sexualmente los hombres. Curioso, porque ni te imaginas que harías con un hombre en la cama. Lo que después descubres que es el sexo habitual entre hombres no es la cosa etérea y de dios olímpico que te imaginaste. Pero aparece esa necesidad imperiosa de estar con un hombre, con su cuerpo, de alguna manera tocarlo, desearse mutuamente, unirse en algo que se anuncia de una intensidad que no has sentido antes.Para entonces ya eres padre, tienes una familia perfecta. Tienes una mujer linda, buena madre, que se sacrifica y posterga su persona en todo lo que sea necesario para un proyecto de vida común con el centro en los hijos. Hijos sanos, buenos, que reflejan un ambiente familiar armónico, que están creciendo bien estimulados a alcanzar grandes metas y además con todas las oportunidades que una buena situación económica les puede comprar. Y en eso tú, el pilar en el que se apoya todo esto, apareces con la necesidad imperiosa de salir y buscar sexo con otro hombre, y sientes que no poder hacerlo te está carcomiendo por dentro, que te está haciendo ser infeliz, a pesar de toda la felicidad que te rodea. Asi que vas a salir a buscar por lo que te han dicho que son los márgenes de la sociedad, donde están los parias, y tratar de aparearte con uno de ellos. Siente que lo haces porque si, porque tiene que ser, ¿o porque eres débil y te dejas llevar por tentaciones aberrantes que se te ponen por delante?. Que mal te sientes, poniendo en riesgo la felicidad de muchos por ponerte al servicio de tus instintos más animales. Porque tu felicidad no es lo que estás buscando, ya te das cuenta que con el bagaje que has acumulado, felicidad es una palabra que se te ha vuelto elusiva. Ni quieres ni puedes borrar de un plumazo lo que has hecho con tu vida, y es bien probable que si lo abandonas te vas a sentir muy mal. Y seguir adelante parece un calvario a veces, tienes 30 años y piensas que ya te estás poniendo viejo, que es ahora o nunca, pero estás encerrado y no puedes salir sin causar dolor a los que más quieres. Y te quedas. Y a los 35 piensas lo mismo, que ya te queda poco… a los cuarenta como que te resignas que ya no fue. Y sigues buscando la felicidad en lo que tienes. Que es mucho. Pasan los años y te das cuenta que ser gay no es sólo cosa de jóvenes, aunque la cultura gay contemporánea trate de implicar esa estupidez. ¡Si eres gay para toda la vida! Ni te da, como si fuera una peste, ni se te quita, simplemente eres. Y viejo y todo te atraen los hombres igual, y, ¡oh sorpresa!, atraes igual.No, no se te ha ido el tren, no era ahora o nunca. No era tal la dicotomía tampoco entre "vivir como gay" o "negarte". Lo que pasa es que eres gay ahora y siempre, y solo tenías que optar por como vivir tu vida, no entre vivir una vida gay o una vida no-gay. No había que seguir el estereotipo de un estilo de vida particular. Y eso no te cambia lo que eres. ¿Puedes sacrificar algunas cosas por la felicidad de otros? Creo que si, que debes, pero claro, después te preguntas ¿Qué hubiera pasado si …? Pero todo en la vida es así, cada decisión que tomamos.Hay quién me dice que soy un trasgresor. No me molesta, pero no estoy seguro de serlo. Creo que por el contrario, he evitado transgredir cuando el resultado es causar la miseria ajena, infelicidad de otros. Pero he tratado de ser lo más honesto conmigo mismo y con otros sin tener que dejar de lado el desarrollo de los demás aspectos de mi vida.Pero todo esto ha tenido un costo enorme para mí, y a veces me pesa, y me baja la mala onda. A veces me siento solo, muy solo. Tengo pocos amigos, y hoy todos lejanos, a miles de kilómetros. Conozco muchísima gente. Pero ¿amigos?. Si no fuera por mi mujer y la perra que tenemos, realmente estaría muy solo. Hace muchísimo que nadie me llama para hacer algo conmigo un día libre, será porque me he hecho de amigos gay que no quieren ni pueden tener nada que ver con mi vida familiar, o que se me hace muy difícil y poco atractivo ser amigo de otros padres de familia como yo. Pero el resultado neto es soledad.Como dije alguna vez, hay que jugar la mano de cartas que te tocó. Creo que todavía queda juego. Vamos a ver que trae el futuro, hay cambios a la vista. ¶ 2:37 AM

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